Luz de esperanza

 

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Escrito por Rosa Membreño

Anielka Palma, Oscar Flores, Brenda Medina, Vanessa Benavides, Oliver Rocha y Franklin Martínez perdieron la vista, de forma total o parcial, por diferentes causas, pero no se amilanaron y salieron adelante gracias al apoyo de sus familias y a la disciplina deportiva de goal ball.

En la primera semana de diciembre del presente año, todos ellos representaron a Nicaragua en el Torneo Centroamericano de Goal Ball, en el Polideportivo España en Managua, alzándose con la medalla de plata y bronce, en femenino y masculino, respectivamente.

Oscar tiene 19 años y hace cuatro años perdió la vista de forma total. Y aunque la depresión lo llevó hasta pensar atentar contra su vida, ahora disfruta lo que Dios cada día le da.

“Yo nací viendo, pero perdí la visión a los 14 años debido a un desprendimiento de retina”, comparte Oscar, originario de Chinandega.

Y aprender a aceptar su capacidad especial fue difícil, confiesa Oscar: “El primer año de adaptación fue duro, no quería salir de mi casa ni ver a nadie, pensé cometer locuras pero gracias a Dios no lo hice. Poco a poco empecé a aceptar mi condición, estudié masaje japonés, me recibí y ahora trabajo en eso, fue así como conocí a la Asociación Nicaragüense de Deportes para Ciegos (Andeci) y este deporte (goal ball). Aprendí el Sistema Braille y este año terminé mi quinto año de secundaria y ahora quiero estudiar fisioterapia”, expresa Oscar, cuyo padre tiene el mismo nombre y su mamá es Damarys Ruiz.

PURA ADRENALINA

Una de las principales características de Anielka, quien nació el 14 de noviembre de 1996 en Siuna, es su entusiasmo, pero dice que antes no era así.

“Tengo cataratas congénitas y veo poco. Antes tenía baja autoestima porque cuando una está pequeña cree todo lo que le dicen y deja que todo le afecte. Pero cambié a raíz de practicar el goal ball pues me hizo segura y fuerte, por eso siempre agradezco al profesor Francisco Fonseca y Vanessa Benavides que me han enseñado a jugarlo”, expresa Anielka, cuyos padres son Esther Rugama y Arnoldo Palma.

De hecho Anielka siempre motivó a su equipo en el torneo donde se logró la presea de plata.

“Desde los 13 años he integrado selecciones de Nicaragua en goal ball, pero hasta ahora me desempeño como central”, dice Palma, quien es masajista y en un futuro le gustaría enseñar dicha disciplina.

“Me siento orgullosa de mi hija Anielka, porque pese a todo, ha estudiado y ya trabaja”, dice con lágrimas Esther, la mamá de Anielka.

AMOR VERDADERO

Brenda, por su parte, relata que tras perder la vista fue víctima de discriminación y que si no hubiera sido por el amor de sus padres, hijos y esposo, no sabría el rumbo que hubiera tomado su vida.

“Tengo ocho años de no ver debido a un glaucoma hereditario. Mi mamá es ciega y dos tíos también. Cuando perdí la vista me deprimí y sufrí discriminación, pero me armé de valor por mis hijos Britney (13 años) y Alejandro (16), quienes junto a mi esposo (César Augusto) me apoyan siempre. El goal ball lo aprendí gracias a mi madre y fue así como representaba a mi departamento en los torneos nacionales hasta que representé al país”, afirma Brenda, quien nació en Somoto el 2 de mayo de 1980.

LOS UNIÓ

Un caso especial es la historia de Vanessa y Franklin, quienes se conocieron y enamoraron gracias al goal ball y hace dos meses y medio nació su primera hija, Alison.

“Gracias a este deporte hace un año conocí a mi esposo y siempre nos apoyamos. Mi problema visual es de nacimiento y progresivo pero he tratado de llevar una vida normal ya que esto no es un impedimento para desarrollarnos. Mi meta es criar a mi hija con buenos principios, hace poco me bachilleré y ahora quiero estudiar en la universidad”, dice emocionada Vanessa, líder goleadora del Torneo Centroamericano de Goal Ball con 25 anotaciones.

“Ella y mi niña son las que me impulsan a seguir adelante. Soy masajista y trabajo a domicilio y nuestras familias nos ayudan”, señala Franklin, de 24 años, esposo de Vanessa.

CLAVE

Mientras que Oliver Rocha, líder goleador del Torneo con 27 tantos, a causa de un problema de nacimiento en la retina perdió la visión.

“Siempre trato de tener mente positiva. Estudio cuarto año de secundaria y en el futuro espero estudiar inglés. Hasta ahora lo más lindo de mi vida ha sido el goal ball, lo aprendí a jugar hace seis años y el sueño de todo atleta es representar al país y yo lo logré”, finalizó Rocha, de 19 años.

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