Jonathan Martínez, una vida de puros retos

Jonathan Martínez, una vida de puros retos

Desde que nació la vida del atleta de natación Jonathan Antonio Martínez ha estado llena de retos y lo sigue estando, pero con la ayuda incondicional de su mamá Tania María Sánchez Tórrez y su familia poco a poco a salido adelante. Su mayor deseo es ser independiente, devolverle un poco a su mamá de todo lo que le ha dado y materializar su sueño de aprender a reparar celulares.

Jonathan vino al mundo el 4 de septiembre del 2003 y nació con dificultades para caminar y hablar. Su mamá Tania asegura que sacarlo adelante no ha sido fácil. Muchas veces sintió frustración, depresión, desesperación, sintió quedarse sin fuerzas, pero Dios nunca la abandonó.

«El parto de Jonathan fue por cesárea, fue un embarazo muy difícil, pero siempre le pedí a Dios me diera fuerzas y nunca me abandonó. Jonathan tenía problemas en sus pies pero gracias a las terapias logró caminar y hablar, lo hemos hecho un muchacho independiente», confiesa doña Tania.

Desde pequeño a Jonathan le llamó la atención el agua y fue en el colegio Melania Morales en donde aprendió a nadar y posteriormente a competir representando a su colegio.

«Miraba a mis compañeros nadar y un día le dije a una profesora llamada Angélica si podía nadar, que quería aprender, le pedí permiso a mi mamá y empecé las prácticas», contó Jonathan.

Fue a los 15 años de edad que Jonathan empezó a representar a Nicaragua, pero fue en el 2019 que sintió acariciar el cielo cuando ganó dos medallas de las 11 que conquistó una delegación de atletas que compitió en los Juegos Olímpicos Especiales en Abu Dhabi, Emiratos Árabes. Antes compitió en El Salvador y Panamá.

«Competir en Emiratos Árabes ha sido hasta ahora el logro más grande, siempre recuerdo ese momento, fue una experiencia inolvidable, fue un país donde un nica nunca había logrado competir menos un atleta con discapacidad», dice con orgullo Jonathan.

Martínez obtuvo una medalla de oro y otra de plata en la prueba de 100 metros dorso y 100 metros libre, respectivamente, en la exigente competencia realizada en marzo del 2019.

Pero no solo Jonathan se llena de emoción al recordar lo logrado en Emiratos Árabes, doña Tania llora, pero en esta ocasión es de felicidad.

«Cuando veo a mi hijo y recuerdo lo que ha hecho siento que ha valido tanto desvelo, tanto esfuerzo, tanto sacrificios. He vendido hasta agua en los semáforos por sacarlo adelante, vengo de muy abajo, soy madre soltera. Nunca imaginé que iba a viajar en avión, como familia pasábamos por un momento dificil pues mi hermana estaba en un hospital y fue ahí que nos enteramos de la medalla que había logrado Jonathan, Dios hizo ese milagro», manifiesta doña Tania.

Doña Tania se mostró agradecida también con la Federación Deportiva del Comité Paralímpico Nicaragüense (Fedcopan) y la Federación de Natación de Nicaragua (Fenanica) por el apoyo brindado a su hijo.

MÁS APOYO

Doña Tania manifestó que «Sería bueno que estas asociaciones o federaciones sean más apoyadas para que los atletas especiales tengan más oportunidades. Falta que esta sociedad comprenda a las personas con capacidades especiales».

La mamá de Jonathan espera que su hijo «sea independiente y se valga por si mismo porque los padres no somos eternos. Admiro a mi hijo porque ha salido adelante, se ha valido por si mismo a pesar de tantas dificultades, se que ha sufrido mucho».

En este mes patrio, Jonathan cumplió 19 años y está consciente que sin el apoyo incondicional de su mamá, su vida sería más difícil.

«Cuando escucho hablar a mi mamá de mi me toca el corazón, me da ganas de llorar, pero por dentro digo que no voy a llorar, mi corazón se alegra con cada palabra de mi mamá. Me siento más motivado con lograr lo que yo quiero, si yo soy feliz ella también lo será», finalizó Jonathan.

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