Escrito por Rosa Membreño
Apenas tenía 19 años, cuando César Romero Gallegos recibió en su espalda un balazo, que lo dejó en silla de ruedas, y luego de tres años de encierro, un amigo le habló del baloncesto de silla de ruedas y junto a su fé, sintió volvió a renacer.
Romero cuenta que su juventud la aprovechó mal “me metí a las pandillas, robaba, asaltaba, macheteaba, apuñalaba, y un día me pasaron la cuenta al dispararme en la columna cuando iba a visitar a mi novia, yo tenía 19 años”, relata Romero, padre de dos hijos.
El joven, que nació el 2 de septiembre de 1979, cuenta que al quedar en silla de ruedas “cuestioné a Dios lo sucedido y sabía tenía que poner un alto a mi vida. Nada fue igual, pasé tres años encerrado en mi casa, tenía pena que me vieran así, y me fui acercando a Dios gracias a mis padres y un día conocí a mi amigo Orlando Corea, quien ya falleció, y me dijo podía continuar jugando baloncesto, un deporte que de desde que era estudiante jugaba”.
EL CAMBIO
Tras romper las cadenas del miedo, Romero empezó a ir al parque Luis Alfonso Velásquez Flores y aprendió a jugar baloncesto en sillas de ruedas y desde el 2005 integra la Selección Nacional de Baloncesto.
“Dios me dio una nueva oportunidad de recrearme, el baloncesto me sacó de la depresión”, finalizó Romero, quien es armador.
EL PERDÓN
César Romero afirma que una vez se encontró con una de las personas que agredió y éste lo perdonó. “Fue como un alivio. Estaba destruyendo la vida de muchas personas y la mía, pero gracias a Dios, al baloncesto y mis padres sigo adelante”.
Esta nota se publicó en el Periódico HOY
http://www.hoy.com.ni/2015/07/22/en-la-b%C3%BAsqueda-de-un-mejor-camino/