Difícil realidad de los jugadores de baloncesto en Nicaragua

Jonathan Martínez, del equipo Tiburones, y Bartel López, del equipo Toros de Matagalpa. Foto tomada del Periódico HOY
Jonathan Martínez, del equipo Tiburones, y Bartel López, del equipo Toros de Matagalpa. Foto tomada del Periódico HOY

Escrito por Rosa Membreño

Jonathan Azarías Martínez Laguna, de San Isidro, Matagalpa, tiene 27 años, y desde los 8 años practica su mayor pasión: el baloncesto.

Como todo atleta, Jonathan desde pequeño soñaba con llegar alto y ser reconocido por su habilidad y rapidez en la cancha, y su primera oportunidad llegó cuando jugando en un torneo departamental con el equipo de San Isidro, un entrenador del equipo de la Universidad Agraria (UNA) vio su destreza y le propuso militar con la escuadra universitario y fue así como el norteño vino a luchar por sus metas a Managua desde el 2008.

El esbelto joven, quien actualmente integra el equipo de los Tiburones Movistar en la Liga Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB), relata que su talento lo llevó a obtener una beca deportiva en dicha casa de estudios, en donde actualmente cursa el quinto año de Ingeniería Agronómica.

Jonathan desde hace cuatro años participa en la Liga ACB, liga élite y mejor remunerada a nivel local, en donde ha conquistado campeonatos con los Tiburones, pero sobrevivir del baloncesto es una odisea diaria.

“La Liga paga un salario, pero no ayuda mucho para sobrevivir. La vida está cara, es muy difícil. En ocasiones uno se “amarra” el estómago cuando se trata de comida. En algunas ocasiones me levanto y no tengo qué comer, en otras tengo que decidir si desayuno o ceno para que me rindan los alimentos ya que me independicé de mis padres y alquilo un cuarto. El basquet se juega con el corazón, porque si uno se cae y su corazón dice que sigás lo vas a lograr, así soy yo, peleo con el corazón”, explica Jonathan quien además es padre de dos hijos.

“Mi sueño es terminar mi carrera porque sé que mi vida mejorará”, agrega Jonathan, quien asegura que una vez que termina la Liga ACB, juega en ligas de barrio y hasta ha llegado a participar en cuatro partidos para ajustar el dinero para sobrevivir. Su sueño es integrar la Selección Nacional.

ES PEOR

En el caso de las mujeres, la situación es más complicada, así lo relata Ivania Arcia, de 47 años y quien integró la Selección Nacional de Baloncesto Femenino por 22 años.

“Todo lo sacamos de nuestra bolsa, aquí nadie nos da un ‘chelín’, en ocasiones me he tenido que ir a mi casa a pie luego de una competencia, o me he ido a pie para poder llegar a un lugar y jugar. Gracias a Dios me gradué en la Universidad Centroamericana (UCA) en Administración de Empresas gracias a una beca deportiva, pero uno está en este deporte por amor”, confiesa Arcia.

“A diferencia de los varones, aquí no hay ninguna liga que remunere a las mujeres, nunca ha existido eso. Yo hasta me tuve que hacer árbitro, pero no se puede sobrevivir como atleta, incluso muchas jugadoras se han retirado por esta situación”, lamenta Arcia, quien es jugadora activa.

VANSDELL Y BARTEL, UNA EXCEPCIÓN 

El caso de Vansdell Thomas, quien actualmente participa con los Tiburones en la Liga ACB, es uno como pocos en el país.

“Cuando termina la Liga ACB la mayoría de los jugadores de alto rendimiento y que no tienen un trabajo fijo juegan en las ligas de barrios o departamentales. En mi caso, gracias a Dios ya tengo varios años que cuando termina la ACB voy para El Salvador, Guatemala o Costa Rica, pero son pocos los que tienen ese chance”, comparte Thomas.

“En Guatemala estaba ganando 1,200 dólares y aquí en la ACB lo más que se puede ganar es 600 dólares”, dice Thomas, quien estudia Banca y Finanzas.

“Es difícil la situación para los basquebolistas, un jugador de alto rendimiento necesita buena alimentación, gimnasio, vitaminas, pero en nuestro país la gente que representa al baloncesto no se preocupa por eso, aquí hay mucho talento pero los jóvenes no ven futuro en este deporte, por eso la educación es primordial”, opina Thomas, quien tiene un negocio propio.

En el caso de lesiones en la Liga ACB, “los dueños de equipos se encargan de darte lo necesario para recuperarte, pero en las ligas de barrios no, por eso no juego en las ligas de barrio, llegar hasta donde estoy me ha costado, pero las necesidades de algunos son diferentes”, dice Thomas, quien desde el 2010 juega en la ACB.

“Antes jugaba en dos o tres ligas de barrio al mismo tiempo y en tres juegos por día ganaba unos 1,200 córdobas, pero eso ya cambió. Ahora tengo que cuidarme y aprovechar mi talento, mis ingresos como basquebolista han cambiado, jugué en España y sé que si juego en México o Puerto Rico me irá mejor. Lo que gano lo voy ahorrando, yo sobrevivo del baloncesto, no tengo otro ingreso”, confesó el gigante costeño Bartel López.

EL PANORAMA

En los Juegos Centroamericanos del 2010 de Panamá la selección de baloncesto de Nicaragua logró de manera sorprendente la medalla de oro, en la edición del 2013 en San José, Costa Rica, se terminó en cuarto y último lugar.

Lo cierto es que la división en la parte dirigencial de este deporte ha provocado un cierto vacío en cuanto al rumbo que lleva este deporte para eventos internacionales y de desarrollo a nivel interno.

Fenibalon es la entidad que reconoce el Consejo Nacional del Deporte y por tanto tiene derecho a presupuesto y además respalda la ACB y Fenibal es reconocida por el Comité Olímpico Nicaragüense y por tanto es la única que puede avalar participaciones internacionales en los eventos del Ciclo Olímpico, aunque no cuenta con presupuesto para asistir a los eventos.

DIFÍCIL

Los Toros del Norte es uno de los equipos con alto presupuesto, de acuerdo con su presidente César Fornos.“

«Nuestro presupuesto es de 40 mil dólares, de los cuales un 30 por ciento corresponde a las entradas de los fanáticos y el resto hay que buscarlo. Difícilmente se consigue un patrocinio de 5,000 dólares. Gracias a Dios he conseguido algunos patrocinadores, pero yo también tengo que poner de mi bolsa, pero la situación es difícil”, confesó Fornos.

ESTUDIAR, INDISPENSABLE

«Siempre he pensado que aquí no se puede vivir del baloncesto, no es rentable, al menos eso pude probar en mis años de juventud. Creo que ha mejorado un poco el nivel académico de los jugadores, la presión económica del país obliga a estudiar”, asegura Jasser Jiménez, del equipo Toros del Norte, y graduado de Diplomacia Deportiva en la Universidad Americana (UAM) y miembro de la Misión de Nicaragua en las Naciones Unidas.

Este Reportaje investigativo se publicó en el Periódico HOY http://www.hoy.com.ni/2014/09/08/con-unas-y-dientes-2/

 

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